Una tormenta perfecta de información, indexación y regulación está golpeando al sector de la inversión y la gestión de la riqueza.

Una serie de factores diversos se combinan para crear una amenaza existencial para la industria de la inversión y la gestión de la riqueza. Previsiblemente, como en muchos otros sectores, los datos digitales, internet y la tecnología móvil están al frente y en el centro de esta disrupción. Donde antes los administradores de patrimonio podían disfrutar del antiguo privilegio de la asimetría de la información, ahora internet ha democratizado esta ventaja y ha eliminado las lucrativas barreras de entrada. La antigua mística de la selección de valores y la planificación de inversiones ha sido puesta bajo el resplandor de internet, con sus comparaciones históricas y representaciones visuales disponibles al instante.

A medida que una nueva generación digitalmente alfabetizada hereda la riqueza de la generación de la posguerra, los clientes de inversión se están volviendo más conocedores de la tecnología, se sienten más cómodos con el aprovechamiento de la información disponible libremente y administrando sus inversiones sin necesidad de costosos servicios profesionales. Entretanto, el escaso rendimiento de las instituciones financieras durante la crisis de 2008 ha hecho poco para atraer a los inversores. Los fondos de inversión pasivos, que se limitan a seguir los mercados en lugar de tratar de superarlos mediante una inteligente selección de valores, también se están haciendo más populares, lo que reduce la importancia y el papel de los profesionales. La reglamentación adicional impuesta a los asesores de inversión después de la crisis de 2008 ha aumentado los insumos de mano de obra y los costos por cliente en el proceso de gestión de la riqueza. Estas normas también están obligando a los gestores de patrimonio a ser más francos en cuanto a sus costos y honorarios, lo que afecta al núcleo de sus modelos de negocio.

Ponga estas tendencias y fuerzas juntas, y un terremoto figurativo está sacudiendo la industria. Las nuevas empresas de tecnología financiera han descubierto su oportunidad y están dispuestas a quitarle el negocio a los proveedores actuales. Los participantes en la industria de la inversión tendrán que encontrar nuevas formas de añadir valor para sus clientes, o se arriesgarán a enfrentarse a la extinción.

Los robots asesores destilan y mercantilizan los conocimientos financieros, y pueden ayudar a las empresas a cumplir los requisitos reglamentarios a bajo costo.

La exigencia de los organismos reguladores de hacer más para garantizar que se obtenga y se tenga en cuenta adecuadamente la tolerancia al riesgo individual de los inversores y la conciencia del riesgo representa una gran cantidad de tiempo que el asesor financiero dedica a la interacción cara a cara. Dada la presión sobre los costos y los modelos de honorarios, es fácil ver por qué se ha desarrollado un software avanzado de asesoría robotizada para interactuar con los posibles inversores, como una forma de completar gran parte de esta autoevaluación normalizada y el intercambio de información. La experiencia y los conocimientos financieros, junto con una cuidadosa comprensión de los requisitos de los reguladores, se captan y mercantilizan en el software de asesoría robotizada que proporciona un servicio completo y jurídicamente competente por una fracción del costo marginal del costoso tiempo en persona. El robot asesor puede determinar y registrar las necesidades de un individuo, las tolerancias de riesgo, el apetito de retorno, los conocimientos financieros, el horizonte temporal, el monto de la inversión y la situación fiscal. Este software puede crear representaciones gráficas instantáneas basadas en la interacción con el cliente, creando una experiencia de aprendizaje visual eficaz para los inversores al ofrecer una articulación coherente de las ambiciones personales y un sentido de potenciación personal. Un asesor digital es capaz de proporcionar un autoperfil intuitivo, comparado con los cuestionarios en papel

Después de obtener estos datos, el software puede generar una recomendación con base en fórmulas y llevar al inversor a una mezcla de fondos o activos que pueden formar el núcleo de una cartera robotizada y curada por un asesor, gestionada por la misma organización o por otra diferente. Los robots asesores pueden entonces realizar periódicamente un reequilibrio automático de la cartera para asegurarse de que las inversiones de un individuo siguen reflejando las preferencias y los requisitos personales declarados a lo largo del tiempo. Este eficaz software de incorporación y cumplimiento es un ejemplo clásico de tecnología que aprovecha las economías de escala al destilar la experiencia del profesional financiero y dejarlo libre para dedicar más tiempo a otras tareas más productivas.

Los robots asesores se destinaron inicialmente a los inversores del extremo inferior de la escala de riqueza, pero el software también se ha hecho popular entre aquellos que tienen la confianza suficiente para invertir por sí mismos. De la misma forma, la creciente mentalidad tecnológica de las generaciones más jóvenes significa que incluso algunos clientes de alto valor neto están eligiendo este servicio, que resulta más barato. Los asesores digitales también se están moviendo en la arena B2B a través de productos “robo-4-adviser” que los administradores de patrimonio usan para manejar sus negocios.

La inversión basada en objetivos (IBO) genera una serie de hitos de inversión basados en la edad y los objetivos de un individuo.
Con el aumento de la inversión pasiva, el asesoramiento robotizado e internet, se requiere un nuevo servicio de valor añadido para atraer a los inversores que paguen por el asesoramiento en materia de inversiones. Una de esas innovaciones es la inversión basada en objetivos. El enfoque de IBO despliega un software interactivo avanzado para obtener los objetivos específicos que un cliente desea alcanzar con sus inversiones. Estos objetivos de los inversores pueden ajustarse a los acontecimientos familiares de la vida de una persona, como la jubilación o la educación de un niño. El proceso luego atribuye hitos a listas específicas y, junto con la información de la línea de tiempo, genera una serie de objetivos de los inversores.

Por ejemplo, las listas de metas para un inversionista típicamente tendrían, en un lugar primario de la jerarquía, una lista básica de ingresos de jubilación que el inversionista querría mantener seguro, con niveles de riesgo que se vuelven más conservadores a medida que el individuo se acerca a la edad de jubilación. Las listas podrían entonces bajar hacia ambiciones menos esenciales, como comprar una casa para vacacionar o ayudar a los hijos a comprar una propiedad. Las listas de objetivos más ambiciosos, por ejemplo, podrían ser para un coche de lujo caro o un crucero por el mundo.

La IBO puede ayudar a los inversores a comportarse de manera más racional mediante el uso de simulaciones visuales para representar gráficamente temas complejos.
El proceso IBO es capaz de hacer uso de los poderes de la simulación informática para generar instantáneamente representaciones visuales basadas en las elecciones individuales de los clientes, con ilustraciones de cómo los diferentes escenarios de los mercados financieros afectarían a estos objetivos distintos. Cuando el cliente ha establecido un conjunto de objetivos realistas, otro programa informático puede tomar estas ambiciones y utilizar la Optimización de Escenarios Probabilísticos (OEP) para determinar qué estrategia de inversión cumpliría mejor estos objetivos. El programa utiliza grandes algoritmos de datos para ejecutar diferentes escenarios en los mercados financieros y para eliminar los enfoques de inversión que no sean adecuados. En teoría, el enfoque OEP puede incluso modelar ciclos económicos y los peores escenarios de pérdidas, lo que por lo tanto podría reducir las posibilidades de los inversores de que sus objetivos más esenciales sean eliminados por otra crisis financiera.

La preparación y las demostraciones del enfoque de IBO y OEP ayudan a educar a los inversores para que asuman la cantidad apropiada de riesgo y comprendan que los mercados pueden cambiar. Por ejemplo, el proceso fluido y continuo de retroalimentación periódica podría aconsejar al inversor que desviara los ahorros a las listas más esenciales si los mercados financieros tuvieran un rendimiento deficiente o, por el contrario, que canalizara los fondos a las listas más aspiracionales si el entorno económico fuera favorable. El proceso de la IBO garantiza que los objetivos de aspiración de menor prioridad no puedan poner en peligro los esenciales. Ello permite a los inversores mantenerse centrados en sus propios objetivos y no distraerse con reacciones emocionales a la volatilidad del mercado o a cuánto dinero están ganando otros.

La IBO permite a los inversores pensar más en el largo plazo. El enfoque de la IBO contrasta con el asesoramiento tradicional en materia de inversiones, que suele basarse en los productos. Según el modelo antiguo, la interacción con el cliente se centra en informar sobre el rendimiento de los diferentes fondos con comentarios sobre el enfoque elegido por el asesor y su interacción con las condiciones del mercado. Los comentarios de la IBO no se centran en el crecimiento específico del fondo sino en el bienestar financiero holístico. Por lo tanto, los asesores de inversión y los gestores de patrimonio pueden hacerse un hueco al proporcionar este servicio a medida.