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API Economy
La quinta revolución industrial está a la vuelta de la esquina, y no todo se tratará de impresoras 3D y vehículos autónomos. Su empleo mismo podría desaparecer, como el de millones de personas más, si no cuenta con las habilidades requeridas para sobrevivir en un futuro inminente donde las máquinas harán el trabajo repetitivo. No obstante, el que una máquina realice un trabajo especializado y repetitivo de manera más eficiente que un humano no debería suponer un grito de alarma, sino una oportunidad. Frente a la automatización, la respuesta es volverse más humano que nunca.
Ideas fundamentales
- Las cuatro revoluciones industriales dieron forma al mundo de hoy.
- La quinta revolución industrial será cognitiva, y está a la vuelta de la esquina.
- Administrar el futuro requiere de la imaginación política y de un enfoque realista.
- Hablar de crecimiento es cosa del pasado; el verbo del mañana es optimizar.
- Incertidumbre, vitalidad, optimización y aprender a florecer en la inestabilidad son cuatro aspectos de la revolución que viene.
- Los tres cambios inevitables en los paradigmas económicos actuales se manifestarán en términos del empleo, la repartición de la riqueza y el valor educativo.
- Cómo educar humanos para un mundo dominado por las máquinas
Por otra parte, los gobiernos del mundo parecen todavía muy ajenos a la oportunidad que inminente se avecina. A pesar de que gobiernos como los de Alemania, Francia, Irlanda y China han aumentado desde hace años sus inversiones en I+D, otros gobiernos (especialmente los de países en vías de desarrollo en América Latina) siguen apostando por los combustibles fósiles y las cargas fiscales.
Existen al menos cuatro rubros en los que los gobiernos deben prepararse para afrontar los retos en puerta:
- La automatización – Cuando una empresa puede producir más contratando menos personal humano, no se tentará el corazón para hacerlo. Es un asunto de eficiencia. Los gobiernos pueden retrasarlo, pero esto será equivalente a rechazar la inversión extranjera en sus países. Sin embargo, plantear esquemas de renta básica universal o invertir en nuevos planes de capacitación y educación puede darle ventaja competitiva a sus países.
- El acceso digital al cliente – Esto tiene que ver con la transformación digital de la economía. Los beneficios que las administraciones garanticen para la creación de nuevas empresas, a la par de mayores cargas fiscales, no son soluciones deseables según la opinión pública, pero son las que permitieron que países como Alemania e Irlanda salieran fortalecidos de la crisis financiera de 2009.
- La información digital – La burocracia gubernamental ha sido el lastre que ha amortiguado el crecimiento de muchas economías. El problema es que dicha burocracia también emplea millones de personas a nivel mundial. Hacer más eficiente y transparente el acceso a la información y los trámites de la administración pública podría suponer una mayor confianza de los inversionistas, así como prevenir los costes ocultos de la corrupción e incentivar una mayor participación democrática.
- La conectividad – La economía de la quinta revolución industrial es impensable sin un esquema de conectividad universal. Esto no solo está relacionado con que la cuestión de que la gente cuente con acceso a internet desde sus teléfonos inteligentes, sino de que los gobiernos ofrezcan mejores redes de telecomunicación para el advenimiento de internet de las cosas e internet en general. Dicho de otra manera, un país que no ofrezca facilidades para la operación digital de la vida cotidiana, será un país que verá la revolución digital como una crisis (con sus evidentes costes políticos).
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